El sistema se difunde como una plaga pues encaja a la perfección -es más es parte estructural del mismo- en el sistema de saqueo y devastación nacional instaurado por el modelo de Cavallo-Menem.
El cultivo de la soja RR se difunde masivamente pues es susbsidiada de hecho por las políticas generadas desde el poder económico dominante. La alta tasa de rentabilidad bruta de la soja RR, está vinculada al altísimo precio del gas oil, desde que Repsol decidió no producirlo más en el país sino importarlo, lo cual encarece cualquier cultivo que pudiendo competir con la soja, no se realice por siembra directa. El alto costo de la maquinaria para hacer siembra directa obliga a trabajar en grandes extensiones de tierra obligando a la concentración de la tierra, ya fuera por venta, arriendo o abandono. Pero implicando siempre el desarrollo de un sistema de producción sin agricultores.
El otro elemento es el bajo costo relativo del Round-up en el mercado de herbicidas, teniendo en cuenta que el propio Monsanto realiza ventas en negro para abaratarlo y que ahora hay un Round up de origen chino más barato que el de Monsanto. Cabe señalar que en los EE.UU., lugar de origen de la soja RR, la misma ocupa solo el 40% de la producción de soja y que el estado regula su expansión mediante el precio del herbicida y de la semilla. Parece que el estado argentino es mucho más pronorteamericano que el propio estado yanqui.
¿Pero que beneficio trae la soja al sistema económico para ser tan subsidiado por el sistema económico devastador que rige en la Argentina? Pues, produce divisas para pagar deuda externa, es decir su producción no es necesaria para el pueblo argentino sino para los acreedores externos de la fraudulenta deuda externa, recientemente legitimada por el gobierno nacional ante el FMI.
La devastación de la población del Tercer Mundo La soja transgénica no es apta para consumo humano sin embargo en un gesto demagógico y quasi criminal los grandes productores de soja (Grupo Grobokopatel 70.000 has; Carlos Reutemann 40.000 has, etc.) ofrecieron regalar soja RR a los comedores populares, para mitigar el hambre de los millones de pobres que el modelo económico genera. Luego de felicitarlos el gobierno de Duhalde debió emitir un comunicado de la Secretaría de Salud prohibiendo el uso de soja en la alimentación de niños menores de cinco años y a mujeres embarazadas, advirtiendo sobre los peligros de su uso masivo en la alimentación. Por supuesto dicha comunicación fue apenas difundida para cubrir las espaldas de los Duhalde, pero reconoce lo que va siendo un secreto a voces y es que la soja tanto transgénica como la común, no es apta para consumo humano en forma directa, pues afecta gravemente la salud.
La soja posee un alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas) que equivalen a consumir dos pastillas anticonceptivas por día, lo que está produciendo graves alteraciones en el desarrollo de la sexualidad de los jóvenes alimentados con 'soja solidaria' adelantando el inicio de la menstruación y la diferenciación sexual en las niñas y produciendo rasgos feminoides en los varones. Pudiendo afectar la capacidad reproductiva de la población en el futuro. La soja afecta gravemente el metabolismo del Calcio y la vitamina D, produciendo raquitismo en niños alimentados por ella, así como osteoporosis en adultos. También produce una grave deficiencia de Zinc. (4)
En las poblaciones de Oriente de donde la soja es originaria, la misma no es consumida en forma directa, ni en forma frecuente, sino que es fermentada largo tiempo transformada en subproductos y consumida dos o tres veces al año.
Al mismo tiempo desde China se reporta que zonas que han estado sometidos al monocultivo de soja (no transgénica) han resultado afectadas por una desertificación casi irrecuperable. Más allá de toda especulación conspirativa, resulta muy difícil eludir la visión de que estamos enfrentando una verdadera política implementada por una de las principales multinacionales del mundo -miembro conspicuo del complejo militar-industrial norteamericano- y que puede concluir con la desertificación masiva de la tercera llanura más fértil de la tierra, histórica competidora del 'Corn Belt' norteamericano, liquidando por varios caminos la histórica autonomía alimentaria de la población humilde de la Argentina, que permitió la casi no existencia del hambre en nuestra historia, hoy vigente en niveles escandalosos y masivos en la república sojera monsantiana.
La imposibilidad del chacarero de poseer su propia simiente, la eliminación de cultivos enteros, junto a la desaparición de sus semillas, la destrucción de producciones de lenta acumulación como la ganadera o la tambera, y la dependencia absoluta y creciente de la producción obligada de soja RR, ha destruido la autonomía agraria argentina instalando una total colonización de nuestro sistema agropecuario, manejado por las multinacionales cerealeras ante la ausencia o la presencia cómplice del Estado nacional.
Por último cabe la especulación hacia nuestro destino como nación soberana pensado en el doble efecto de la desertificación creciente de nuestros suelos y en los efectos que sobre la salud reproductiva de la población puede producir la ingesta de soja. Resulta difícil no pensar en una política deliberada de destrucción y dominación del otrora granero del mundo.
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